Hoy sentado a la mesa con Jesús, sentí su preocupación por mí, sabe que en pocos días tendrá que irse y es mucho lo que aún no he comprendido…
En un último intento me relata varias historias y me pide que las recuerde para luego rumiarlas cuando Él ya no este -¿que me habrá querido decir con que ya no estará?-
Me cuenta sobre dos hijos que actúan diferente ante el pedido que les hace el Padre (San Mateo 21, 28-32), sobre unos ladrones malvados (San Mateo 21, 33-46), sobre un banquete de bodas (San Mateo 22, 1-14) y muchas cosas más.
Hoy meditaré mejores esas historias antes de irme a dormir. Pero por favor, Jesús, nunca me dejes, porque sin Ti, yo nada soy.