¿Dios es malo?

¿Dios es malo o tal vez perverso?

Es una pregunta muy común, sobre todo entre quienes estan muy golpeados por la vida y aún no logran comprender a Dios. Ya escribí hace un tiempo sobre el hambre en el mundo y Dios (aquí pueden leer mi reflexión) . Hoy el Evangelio de la Misa (San Lucas 7, 11 – 17) nos muestra un Jesús que se conmueve, nada menos que ante la muerte del único hijo de una viuda -datos no menores- lo primero que pense es que a Él la muerte no lo conmueve, sabe perfectamente que es necesaria e inevitable para todos ¿que lo  conmueve entonces? ¿habra visto el futuro de su Madre alli? la realidad es que una mujer por si sola no era tomada en cuenta por aquella época y en esa cultura y para completar las cosas, viuda… peor, solo tener un hijo y que muera. Era casi un certificado de muerte por abandono para ella. Todo eso seguramente lo conmueve y reacciona pronto y con naturalidad, primero la consuela y luego le devuelve a su hijo con vida.

Pero entonces ¿por que suceden estas cosas? Dejo a continución un resumen de una nota publicada hoy como una respuesta más:

 

Carlota Ruiz de Dulanto sufrió un accidente grave que la dejó parapléjica con apenas 25 años. Estaba trabajando en Michigan (EEUU) y durante un tornado le cayó un árbol en la espalda y le rompió la columna vertebral. Luego, el 15 de agosto del año 2000, nació prematuramente su tercera hija, Paloma, con más de tres meses de antelación pesó 6oo grs y los médicos le dijeron que probablemente moriría. Y en el año 2006 su esposo moría de forma repentina pese a no estar enfermo.

 

«El Señor me mantiene»

Tener que afrontar estas tres difíciles situaciones en su vida no ha convertido a Carlota Ruiz en una heroína. Ella asegura que “no hago ningún esfuerzo extra. Hago lo que buenamente puedo. Yo tengo la suerte de que el Señor me mantiene. Tengo al Padre del Cielo que me quiere, me cuida, me ayuda y en los momentos duros me lleva en sus brazos. Es lo único que puedo decir”.

 

Carlota nació en la década de los sesenta “en una familia maravillosa. Al tener el grave accidente escuchó en la sala de urgencias del hospital un pronóstico taxativo: nunca volverás a andar. “En cuestión de segundos pasé de ser una bailona, esquiadora y deportista a sentarme en una silla de ruedas para toda la vida. Luego he conseguido desplazarme también con muletas. A partir de ahí, me cambiaron los planes de vida, olvidé la carrera diplomática y entré a trabajar en IBM. Javier, mi marido, que entonces era mi novio, no se fue de mi lado, caso bastante inhabitual en estas circunstancias tan difíciles. Pasaron unos años, nos casamos y hemos formado una familia”.

Cuando valora las contrariedades y momentos difíciles, Carlota asegura que “han sido hechos que yo necesitaba que ocurrieran en mi vida para descubrir a Dios, porque si no mi corazón que es bastante duro no se hubiera enterado de las cosas importantes. Si a mí no me hubiera pasado nada, pero no hubiera descubierto el tesoro de Dios, me hubiera perdido lo más trascendente. Por eso estoy tremendamente agradecida al Señor. Dios es amoroso. El problema es que nosotros somos tan duros de corazón, tan egoístas, que o nos zarandean o no nos enteramos. Entonces, no es que el Señor nos ponga una carrera de obstáculos en la vida, es que nos está abriendo las puertas del paraíso poquito a poco. El proceso consiste en cambiar el chip: yo no soy el centro de mi vida y en cambio Dios es el centro de mi vida. Cuando consigues eso, entonces todo se ve de otra manera”.

Carlota recuerda el nacimiento prematuro de su hija pequeña, Paloma, que ahora tiene doce años, como un momento durísimo y a la vez como una vivencia que la hizo caer rendida de fe a los pies de la Virgen María.“Los médicos te dan el pésame y te dicen que no hay nada que hacer. Pero yo me doy cuenta que ha nacido el día de la Asunción de la Virgen María, en San Sebastián en la Maternidad de Nuestra Sra. De Aránzazu…

Y la oración fue escuchada.“Paloma hoy es una niña sana, fuerte, resolutiva, vital y alegre. Es una superviviente que nos recuerda cada día que para Dios no hay nada imposible”.

En 2006 la muerte del padre y esposo, Carlota cuenta “que ha sido el momento más duro de mi vida, tener que explicar a mis hijas que su padre había muerto …. Las niñas adoraban a su padre. Al darles la noticia, la mayor que tenía 11 años me dijo: ‘el Señor me lo dio, el Señor me lo quitó. Bendito sea el nombre del Señor’. Que una niña de 11 años te diga eso en un momento así te hace dar cuenta que Dios estaba hablando por su boca, que Él estaba ahí. Realmente ha sido así. No me he sentido sola en ningún momento”.

Pueden leer la nota completa, incluso un video de la entrevista en:

http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=24917&utm_source=twitterfeed&utm_medium=twitter

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